Los rines y llantas son imanes de mugre, grasa, tierra, polvo de frenos y todas las inclemencias del camino. Si no los limpias correctamente, no solo afectan la estética: también deterioran materiales y aceleran el desgaste.
¿Qué necesitas?
1. Prelavado con shampoo.
2. Aplicar limpiador de rines y llantas: Rocía de forma generosa: llanta, cara del rin e interior del rin y deja actuar, pero no dejes que se seque.
3. Cepillar por secciones
- Cepillo para llantas
- Cepillo largo: para limpiar dentro del rin (barril).
- Brocha o detailing brush: para tuercas, bordes, logos, partes delicadas.
- Guante o esponja solo para rines: si quieres detalles más limpios.
Tip obsesivo: No uses los mismos accesorios que usas para la pintura. Nunca. Jamás. Ni en sueños.
4. Enjuague completo: Quita todo el químico y la suciedad.
5. (opcional pero recomendado): Descontaminación férrica: Usa un descontaminante con reacción férrica si hay polvo de freno severo. Deja actuar (ponerse morado), cepilla si es necesario y enjuaga de nuevo.
6: Secado: Usa una microfibra dedicada para rines y llantas.
Tip Pro: También puedes usar sopladora de aire si quieres secado obsesivamente perfecto.
7: Dressing o recubrimiento: Aplica dressing o sellador en la llanta: acabado mate, satinado o brillante según tu gusto e indicaciones del producto.
Como todo en la vida, evita el exceso y que escurra en el rin.
Si sigues dejando que te anden poniendo abrillantadores en el semáforo, tenemos que hablar...